El informe también pone la lupa en el sector agropecuario, motor del crecimiento económico argentino. Gran parte de los ingresos fiscales dependen de las exportaciones agrícolas. Por ejemplo: la grave sequía que sufrió la Argentina a principios de 2018 genero una caída del PIB del 2,5%, junto con la conmoción financiera y la depreciación del peso que se produjo a partir de abril de ese año. La recesión económica comenzó en el segundo trimestre, cuando la producción agrícola cayó un 32% anual debido a la grave sequía y, del lado de la demanda, las exportaciones se contrajeron más del 8 % (también anual).
La actividad económica provincial depende en gran medida del sector agropecuario. En las provincias de Santiago del Estero, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, una caída de 10% en la producción agrícola implica una caída de 0,7% en la tasa de crecimiento del Producto Bruto Provincial (PBP).
“El objetivo de este informe es ayudarnos a comprender mejor los efectos disruptivos que tienen las crisis relacionadas con el clima en la situación social, económica y fiscal de la Argentina, e identificar medidas adecuadas para atenuar su impacto”, concluye Rozenberg.
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